miércoles, 30 de septiembre de 2009

Mansión para uno habla de la vida.
Es la propia subjetividad que se hace cuerpo al compartirla. Llena de hermosos rincones por descubrir, sueños, sonrisas y tímidos pensamientos que nos animamos a conocer cada vez que escribimos. Subjetividad que a veces desgarra y se convierte en tristeza inquebrantable, en desolación que no repara en afectos ni caricias y en angustia viceral que nos propone eternamente como seres incompletos.
Mansión para uno habla del recorrido itinerante entre el juego, la inocencia, la locura y el amor.
Mansión para uno es crítica, desengaño, indignación y una apuesta constante a los valores del niño. Es pensar una nube color verde, porque así se nos ocurrió pintarla y es animarse a ver el elefante dentro de la boa, reivindicando la inocencia y el sentimiento puro, tal cual nos sale, tal cual nos constituye y nos hace ser tal cual somos.

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